Fue en ese ambiente donde me inicié en el amor y
conocimiento de la cultura puertorriqueña. Allí, en esos años, conocí de la
lucha que los intelectuales del país libraban por defender y conservar nuestra
cultura.
Eran los años cuando se luchaba por mantener el español como
la lengua de los puertorriqueños. De niño leía y oía, sin entender mucho, de
las polémicas en la prensa de mi padre con el comisionado de Instrucción
Pública, que siguiendo instrucciones específicas de Washington insistía en la
antipedagógica teoría de enseñar todas las materias de la escuela primaria en
inglés.
Únicamente, con sorpresa, he leído y escuchado a algunas
personas decir que nuestra cultura no ha necesitado defensa, pues nunca ha
estado amenazada; que nuestra lengua materna, el español, no requiere defensa
alguna. Estas personas aparentemente desconocen algunos capítulos de nuestra
historia.”
Ricardo E. Alegría
Del documento: Semblanza Ricardo E. Alegría, Héroe de la
Cultura Puertorriqueña
Hablar de cultura puertorriqueña y no mencionar a Ricardo
Alegría es obviar una pieza importante, este pasaje demuestra que su vida y la
cultura son parte fundamental de la historia de Puerto Rico.
Aquí empezó la controversia de la defensa de la Cultura
puertorriqueña, Don Ricardo Alegría de cuna antiamericana se crió bajo la
disyuntiva de una época en dónde se cuestionaba la invasión americana, la
asimilación y la enseñanza del inglés.
Desde 1898 Puerto Rico ha vivido una batalla donde la
identidad, la asmilación y la influencia de la izquierda ha confundido al
puertorriqueño sobre la verdad de lo que significa cultura y el orgullo de ser
puertorriqueño.
No quiero echar sombras sobre los logros de Don Ricardo pero
en mi opinión, los defensores de la cultura puertorriqueña que junto a Don
Ricardo forjaron el Instituto de Cultura Puertorriqueña, sus museos y centros
de estudios se olvidaron de una parte muy importante de la población, los
estadistas, sí, esos pro-americanos que están orgullosos de su cultura pero a
la misma vez estaban de acuerdo en que Puerto Rico se convirtiera en el Estado
51 de la nación americana.
La exclusión surgió y los que estaban opuestos a la
estadidad utilizaron la cultura como arma contra los que la deseaban. Son pocas
las referencias que tenemos los estadistas sobre la defensa de la cultura desde
la perspectiva estadista, el falso nacionalismo no le ha permitido trascender y
los estadistas perdieron la oportunidad de aportar e integrarse, surgió la
segregación, el silencio y la incompatibilidad del ser estadista y defensor de
la cultura.
“El principal problema educativo de Puerto Rico es un
sistema de instrucción que no responde a las necesidades del pueblo
puertorriqueño porque está totalmente moldeado y dirigido por Estados Unidos.
Lleva al puertorriqueño a asociar la nación con Estados Unidos y no con Puerto
Rico; el idioma materno con el inglés y no con el español, que es la lengua
original; la historia con la historia de Estados Unidos y no con los
cuatrocientos años anteriores de historia en que Puerto Rico fue colonia de
España, etc. Este total desenfoque cultural del sistema de instrucción lleva al
puertorriqueño a no tener claro qué es lo que quiere conservar para sí y cuál
es la definición que le quiere dar a su vida. Se le enseña que el
puertorriqueño por tradición es vago, sucio y de poco espíritu, que la
tecnología y el adelanto vienen de Estados Unidos; se le ocultan sus raíces
musicales, sus tradiciones artísticas, etc. El puertorriqueño resultante de ese
sistema educativo colonial es una persona insegura. El problema del mestizaje
es manejado también desde conceptos norteamericanos. Además, se le desubica del
Caribe y de América Latina. Al ubicársele dentro de Estados Unidos a donde no
corresponde ni por idioma, ni por tradición, ni por religión, ni por nada, se
le deja en el limbo.
Se incluye también en esta categoría el problema de las
emisoras ‘educativas’ de radio y de televisión WIPR, pertenecientes al gobierno
de Puerto Rico, que se usan como mecanismos de transculturacion con programas
en inglés para el uso y manejo del partido en el poder.
Defensa de la cultura
Los puertorriqueños del siglo XIX que deseaban convertirse
en una provincia autónoma de España crearon el Ateneo de Puerto Rico para la
defensa de la puertorriqueñidad. Desde entonces, han sido múltiples las
instituciones creadas y las batallas dadas para defender la cultura
puertorriqueña. Con la invasión norteamericana, en 1898, se han emprendido
muchísimas iniciativas para seguir siendo puertorriqueños. De la época de la
Nueva Lucha que cubre Claridad son, por ejemplo, la Casa Nacional de la
Cultura, el Comité para la Defensa de la Cultura Puertorriqueña, y los
movimientos teatrales, las asociaciones de artistas y músicos independentistas,
como varias de las muchísimas expresiones culturales de afirmación de la
cultura puertorriqueña.”
Veinticinco años del Periódico Independentista Claridad y su
visión de 68 problemas sociales puertorriqueños
Awilda Palau Suárez
Editorial de la Universidad de Puerto Rico
Aún así los estadistas han logrado superar la discriminación
cultural de parte de un independentismo recalcitrante. Hemos tenido que buscar
más allá de nuestras playas, en el continente americano, como los estados han
manejado la cultura para darnos cuenta que ésta no está en un museo ni en una
agencia de gobierno, ni pertenece a un grupo en particular. Una verdad que
ninguna ideología puede atropellar ni secuestrar y es que la cultura es
inherente del ser humano y está ligada fuertemente al país donde se vive.
“Don Ricardo Alegría, el prócer boricua que acaba de
fallecer a los 90 años, supo echarse sobre sus hombros, en importantes momentos
de nuestra historia, la defensa de esa cultura vibrante y gozosa que nos
identifica como puertorriqueños. Tuvo la visión de comprender cómo esa cultura
que él amaba era amenazada por razones políticas y porque muchos, aún hoy, la
desmerecen en una Isla que padece de pobre autoestima colectiva. Don Ricardo se
propuso, y logró, que la cultura fuera orgullo y alegría de nuestro pueblo.”
Nelson Gabriel Berríos
Eso es Así
Columna de Opinión en El Nuevo Día
7 de julio de 2011
Para ser un buen puertorriqueño orgulloso de su cultura hay
que ser antiamericano, ese ha sido el concepto de la izquierda para justificar
el secuestro de la cultura y las artes, el resultado es que hoy Puerto Rico no
ha podido desarrollarse en la cultura como producto de exportación.
El Partido Nuevo Progresista
“El Partido Nuevo Progresista (PNP) en los últimos años
habla de ‘Estadidad Jíbara’; con eso quiere decir que la asimiliación a los
Estados Unidos no habrá de modificar y mucho menos destruir la cultura
puertorriqueña.
Desde que llegó el gobierno PNP ha proyectado su
puertorriqueñidad; por ejemplo, su máximo dirigente, o jefe de partido, juega
dominó, come arroz y habichuelas y corre a caballo, como cualquier hijo de
vecino. Su esposa, perteneciente a una cultura extranjera, habla español y
ahora afirma que ella también es puertorriqueña. Otras manifestaciones han
ocurrido hace dos años en el mensaje sobre las condiciones del país; mensaje
obligatorio que dirige el Gobernador de Puerto Rico a la legislatura
puertorriqueña. En este mensaje Carlos Romero Barceló, prometió que todos los
recordatorios vendidos al turista serían hechos en Puerto Rico y no en Japón y
Hong Kong como hasta el presente. En ese mismo mensaje usó la emoción
nacionalista para señalar quiénes son puertorriqueños y quiénes no lo son.
Acuñó la frase ‘Esos sí son de aquí’ y ‘esos no son de aquí’, apropiándose de
una canción conocida puertorriqueña, para indicar que aquellas personas en
huelga, que usaban el sabotaje para destruir las instalaciones de corriente
eléctrica, ‘no son de aquí’. Señalaba tal vez, como tantas veces nos han
querido convencer que la ‘violencia’ no es un rasgo cultural puertorriqueño. Últimamente,
ese partido de gobierno, ha aprobado una serie de leyes para crear
instituciones que le dejarán influir legalmente sobre la cultura. Por medio de
fondos públicos podrá jugar un papel en la determinación de qué libros habrán
de publicarse, que conjuntos musicales se darán a conocer, etc.”
Puerto Rico Sociedad, cultura y política
Carlo D. Núbila y Carmen Rodríguez Cortés
Antólogos
Isla Negra Editores 2003
Los estadistas somos emprendedores, esa es nuestra
naturaleza porque la libertad que nos ofrece la ciudadanía americana nos hace
forjadores de ideas y proyectos que se han visto tronchados por la pared de la
agencias que no permiten este desarrollo cultural que exigen los nuevos tiempos.
“La defensa del idioma, la oposición a la implantación de la
pena capital en Puerto Rico, la lucha por la libertad de los presos
políticos, la defensa de la cultura puertorriqueña y de las instituciones
que la representan, la lucha por la independencia y el anticolonialismo, tuvieron en Nilita una exponente férrea y consistente.
Como fundadora, o como dirigente destacada, encontramos su presencia en nuestras más preciadas instituciones
culturales: el Ateneo Puertorriqueño, del cual fue miembro en su juventud,
y presidió por quince años; la Casa Nacional de la Cultura; el
PEN Club de Puerto Rico y Pro Arte Musical, entre otras.”
Boletín del Archivo General de Puerto Rico
Instituto de Cultura sobre la colección documental de Nilita
Vientós Gastón por Carmen Alicia Dávila Padró, Agosto 2002
Sólo los “defensores de la cultura” que pertenecen al
círculo nacionalista son los que trascienden porque tan pronto un artista se
identifica como estadista se le obstaculizan sus aspiraciones y por
consiguiente viene el discrimen.
La historia de Puerto Rico tiene muchas lagunas porque los
historiadores se han encargado de ocultar los logros de los que creen y piensan
distinto a ellos. Triste aportación a la democratización de la Cultura.
Hay que tener mucho poder y voluntad para romper con los
esquemas, sólo unos pocos lo han logrado, muy pocos, Don Luis A. Ferré, quiso
acuñar el concepto de “Estadidad Jíbara” llovieron las burlas y críticas, tocó
una fibra muy sensitiva para los nacionalistas que toda la vida quisieron que
creyéramos otra cosa.
No dudo que tuvieron mucho éxito en su empeño pero
cometieron un grave error, nos excluyeron, por eso hoy los defensores de la
cultura no trascienden y se han convertido en un club privado con muchos éxitos
personales pero pocos éxitos colectivos y patrióticos. Mucho dinero para sus
bolsillos pero poca trascendencia histórica.
¿De qué les sirve? Such is Life!