sábado, 3 de marzo de 2018

Jibarería

El término es cruel, plagado de prejuicios de clase y quién sabe de qué más, y se profiere mirando desdeñosamente hacia abajo. Resulta extraño, porque “jíbaro”, sin diminutivo, se ha constituido como la expresión máxima de lo puertorriqueño. No obstante, al decir “jíbaro” se debe seguir un protocolo. Si se llama así a alguien resulta un insulto o al menos un señalamiento de tosquedad e ignorancia. Por ello, salvo en contextos muy particulares, “jíbaro” es un epíteto que sólo resulta positivo si un individuo lo emplea para sí. Tengo la impresión, sin embargo, que la mayor parte de las veces se emplea el término de la primera manera, atribuyendo esta condición a otros, para separarlos y ponerlos a distancia... 
Ante esta realidad, muchos puertorriqueños se convierten en “jibaritos”. Pero no en seres montaraces y burdos. De esto no se trata en absoluto, puesto que nos topamos aquí con otro tenor de jibarería. Nos convertimos en “jibaritos” con generador eléctrico y megatienda en la comarca, en televidentes de telebasura estadounidense, en turistas de parques temáticos de la Florida, en provincianos de urbanización con control de acceso, plasma y primos a visitar en Nueva Jersey o Fort Lauderdale. 
La jibarería resultante es horizontal y, al contrario de los “jibaritos” tradicionales, ésta se extiende por todas las clases sociales. Millares de profesionales acceden al tope que conciben por su inserción conceptual en sistemas de salud, de ingeniería, de negocios de Estados Unidos, que mimetizan acríticamente en Puerto Rico. En un mundo interconectado como nunca en la historia, la clase profesional y política del país debe ser una de las más provincianas y “jibaritas” del orbe. Para ella el mundo tiene dos ciudades, Washington y Nueva York y su preparación y actividad laboral los ha llevado al paroxismo del copy and paste... 
No solamente tendríamos que preguntarnos por el conocimiento del mundo de nuestros gobernantes, sino si de verdad éste tiene algo que sea verdaderamente conocimiento y no una cadena tóxica de trampas ideológicas e ignorancia. Estamos en manos de “jibaritos” del Norte y del patio. Provincianos de Capitolio, Mansión Ejecutiva y Casa Alcaldía, pero también de bufete de abogados y micrófono de emisora de radio. Gente que piensa que se la sabe todas y que no podría dialogar con nadie fuera de la órbita del gobierno federal, de los ambientes enrarecidos de sus partidos y de las mitologías y supersticiones que han arrastrado por décadas. 
“Jibaritos” 
Por Eduardo Lalo 
sábado, 3 de marzo de 2018 
https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/jibaritos-columna-2403520/
¿Qué les parece?
¿cadena tóxica de trampas ideológicas e ignorancia?
¿Somos o no somos jíbaros?
Todo depende de que espectro político seamos...

¡Qué muchos jíbaros somos!

No me sorprende la arrogancia del socialista Eduardo Lalo, es que los escritores independentistas tienen la creencia de que están por encima de los demás en lo referente a la cultura, la educación y también la ideología.

Leyendo esto me acordé de la Estadidad Jíbara de Luis A. Ferré que fue duramente criticada por la izquierda carnívora puertorriqueña. Para quien no conoce lo que dijo el fundador del Partido Nuevo Progresista, miembro del Partido Republicano nacional y amigo de la familia Bush, aquí cito sus palabras...


“... Creyentes en la democracia y respetuosos del mandato de la mayoría, no vamos a imponer la estadidad a los puertorriqueños. Vamos a convencerlos, con la fuerza de los poderosos argumentos que hay para defenderla, que es éste el único camino de la igualdad política, de la seguridad y del progreso para todos. Vamos a hacer comprender a nuestros compatriotas que convertirnos en estado no significa dejar de ser puertorriqueños. Que por el contrario, la estadidad jíbara, como yo la he llamado, conservará todo lo bueno de nuestra cultura y nuestras tradiciones así como nuestra lengua española. Que al mismo tiempo la estadidad jíbara nos permitirá disponer de los recursos económicos de un gobierno federal que son necesarios para resolver nuestros graves problemas...”
Luis A. Ferré
12 de octubre de 1968

¿No es esto una manera de enriquecernos intelectual y culturalmente?


Don Luis fue ingeniero, industrial, músico, filántropo, gobernador de Puerto Rico y fundador del periódico El Nuevo Día, medio que hoy dirigen sus nietos y que increíblemente persiguen a los líderes del partido que fundó su abuelo, pero ese es otro tema.


Los estadistas somos muy orgullosos de nuestra puertorriqueñidad, respetamos la cultura, la música, la comida y nuestra idiosincracia sin embrago nos acusan de ser vendepatrias y asimilistas. No necesitamos que ningún independentista nos diga que somos menos puertorriqueños que ellos porque admiramos la sociedad estadounidense que demuestra ser mejor que la de América Latina socialista, el respeto a la separación de poderes y a la ley y el orden, algo que en la isla estamos muy lejos de entender y no es culpa de nuestra jibarería sino de la irreverencia de la izquierda en respetar a los gobiernos democráticos, su odio sarraceno hacia una sociedad libre como lo es la estadounidense, pero otra razón no menos importante, la corrupción en todos los niveles, esa que usa la izquierda para atacarnos como si la corrupción tuviera nombre exclusivo del PNP como lo insinuó Guillermo Gil y el comunista David Noriega, QEPND.


Ya no es necesario viajar el mundo para conocerlo, podemos leer, ver programas de contenido turístico, cultural e histórico, existen canales como National Geographic, History Channel, PBS, y muchos otros canales que están disponibles en las cadenas de cable. Hay perosnas que les gusta verlos, hay otras que no y prefieren ver “Lo se Todo”—programa que pasaba desapercibido por la izquierda hasta que a un reportero y camarógrafo se le ocurrió perseguir a René Pérez viajando con una mujer que no era su esposa, ahora lo quieren sacar del aire— o “Dando Candela”, de ahí el nivel de inteligencia o deseo de aprender a través de la televisión. Porque para poder viajar a otros países es necesario tener dinero disponible para eso y no todos los puertorriqueños tienen el presupuesto para viajar, porque existen otras prioridades como los hijos y pagar deudas hipotecas, carro y préstamos.

Votar es lo que nos iguala como ciudadanos.

En una isla dónde los salarios son bajos y el costo de vida es alto, no podemos culpar a la gente que prefiera una cosa o la otra, simplemente la clase media sobrevive y me parece injusto de parte de este escritor, que por cierto, se ganó un premio de $100mil de manos de Nicolás Maduro en Venezuela, criticarlos y decir que son jíbaros, se contradice en su intención de insultar. En su columna de opinión no nos dice cuál fue el motivo de su viaje, sería bueno que lo dijera para saber las razones de viajar a Argentina y Colombia, dos países muy polarizados en política, uno porque ganó la derecha de Macri y el otro porque ha sido engañado por Juan Manuel Santos y las FARC, en una farsa de buscar la paz con impunidad de delitos, luego de años de guerrilla llena de terrorismo, crímenes como violaciones de niñas y secuestros.

Los estadistas buscamos en Washington ser el Estado 51, porque eso significa tener un sistema republicano donde los “jibaritos” puertorriqueños puedan vivir en una sociedad justa, de oportunidades para todos por igual y no solamente para una élite política, ganar buenos salarios, derechos laborales y no ser explotados como sucede en muchas partes de América Latina. 

Los americanos no explotan a sus trabajadores, los socialistas sí, y aunque existen casos de explotación de inmigrantes ilegales en estados como California, los mismos inmigrantes tienen que entender que su peor enemigo es precisamente ese estatus de ilegalidad que tienen, porque en los Estados Unidos existe salario mínimo y una gran cantidad de abogados dispuestos a defenderlos.

Sin embargo me resulta asqueante, que existan uniones obreras que en sus convenios colectivos logren grandes sueldos para los empleados en el gobierno, que a la misma vez son pagados por las contribuciones del pueblo y los pequeños comerciantes, creando una nómina pública muy onerosa y que ha traído como consecuencia la quiebra del gobierno, eso sucedió en Puerto Rico y todavía hay gente que culpa a los bonistas. La corrupción también ha sido un problema en la isla, porque como dice el refrán, a lo que no nos cuesta, hagámosle fiesta. Pero, los socialistas se enfrascan en una pelea política contra la industria y megatiendas que crean empleos, tampoco patrocinan a los pequeños comerciantes, ni respetan a los artesanos y artistas.

Culpar a los partidos PNP y PPD solamente de la debacle en Puerto Rico, es ser irresponsable, quienes han vivido del gobierno y en esto la izquierda boricua está en el primer lugar, porque están en todas las agencias, universidad del estado, Ateneo Puertorriqueño, Instituto de Cultura y en la Comisión Estatal de Elecciones, recibiendo un presupuesto de un millón para hacer campaña política es un grave problema en la asignación de fondos hacia otras necesidades mucho más apremiantes. No se trata sólo de quien gobierna sino de quienes trabajan en el gobierno, porque la nómina pública inflada es también un grave problema de administración pública. El modelo socialista es precisamente el problema en América Latina.


No somos jíbaritos por ser anexionistas o por viajar a Disney World o visitar familiares en otros estados. No somos jíbaros por no viajar a otros países fuera de los Estados Unidos, eso es una falacia socialistoide y una arrogancia de parte del escritor.

El ser humano nació con unos dones y unas capacidades, somos diferentes en gustos y preferencias, esos no nos hace más o menos jíbaritos, eso nos hace merecedores de recibir la mejor educación que necesitamos para desarrollarnos, de eso es que se tratan las Escuelas Charters, muy diabolizadas por la izquierda y por otro lado, admiran el modelo educativo cubano que ha demostrado ser más ideológico comunista que educativo. ¿De qué habla Eduardo Lalo?


Eduardo Lalo, si era cuestión de contarnos sobre el viaje, la jibarería está “out of the picture”, osea, es irrelevante, podemos entender que usted crea por lo que ve, que Argentina y Colombia son mejores países porque la actividad económica en el aeropuerto y la ciudad sea más populosa que en Puerto Rico, somos una isla mucho más pequeña, con un éxodo inimaginable para una isla que no está en una guerra y con unos problemas que en este momento enfrentamos por la devastación catastrófica de dos huracanes. Puerto Rico llegó a ser una isla próspera en los años setenta, pero lamentablemente y gracias a sus amigos obstruccionistas nos hemos convertido en la isla con menos actividad económica del Caribe. ¿Por qué? Porque tenemos la electricidad más cara del hemisferio, eso de por si es el obstáculo más grande para la inversión privada y la hotelera.


Como ve, no es cuestión de jibarería, eso se llama busconería y jaibería, mala voluntad de un sector que no quiere que la isla progrese siendo un territorio de Estados Unidos y no necesariamente se trata de los anexionistas, por muchos años los independentistas nos pretenden hacer creer que la “grama es más verde” en la Patria Grande y que cosa que ni Argentina ni Colombia son los países más prósperos de América Latina según el Fondo Monetario Internacional, sino Perú. Muchos son los factores, los mismos que no existen en Puerto Rico, una isla que debería explotar el turismo según lo hace República Dominicana y Cuba, pero en la isla, los ambientalistas socialistoides impiden construir hoteles porque sufren las tortuguitas y la paloma sabanera, ¡ahh! y porque Tito Kayak determinó que las playas son para el pueblo, me gustaría que fuera a Cuba a decir eso mismo para ver como termina en la cárcel.


Así es que me parece sumamente arrogante el escritor Eduardo Lalo en insinuar que los penepés y estadistas somos unos jíbaros que no sabemos nada de otros lugares que no sean los Estados Unidos y que nos conformamos con eso, si algún legado nos dejó don Luis A. Ferré es que un estadista nunca debe olvidar sus raíces, ni su cultura, como tampoco dejar de aprender sobre lo que sucede en el resto del mundo, ese fue su ejemplo de vida.
Soy una jíbara de Bayamón y a mucha honra, porque como dice la canción de José Nogueras, Ser jíbaro es un honor.
Such is Life!