“Yo tengo un sueño que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad”
Martin Luther King, Jr.
“Yo tengo un sueño” 28 de febrero de 1963
“Hay que afirmar la personalidad de King. Hay que afirmar el valor de la lucha de King, porque es la única manera de confrontar ese régimen”
Noel Colón Martínez
16 Enero 2012 El Nuevo Día
Marcharon con Luther King
Varios boricuas participaron en la histórica manifestación
Si la independencia es mala, la dependencia debía entonces ser buena. Cuando solté esa frase en una sobremesa, me miraron raro. ¿Sería porque lo dije en inglés?
Wilda Rodríguez, Periodista
16 Enero 2012 El Nuevo Día
“That's not true”
Robert Kennedy anunciando la muerte de King
y pidiendo solidaridad al pueblo americano
Si le preguntas a un negro afroamericano ¿que representa la
lucha de Martin Luther King, Jr.? te diría que los derechos que tienen ahora
son gracias a él, pero si le preguntas a un negro puertorriqueño ¿que diría?
Según los independentistas, socialistas y neocomunistas
Estados Unidos es el imperio yanqui y un régimen que es el culpable de todas
nuestras desgracias. Estamos jodíos y la culpa es del americano... ¿Qué les
parece?
La misma cantaleta latinoamericana, que somos el patio
trasero, que recibimos migajas, que nos tienen con la mano extendida, que no
tenemos derechos democráticos y después nos preguntamos por qué los puertorriqueños
están deprimidos si estos mismos demagogos nos tienen bombardeados con la
basofia nacionalista deprimente mientras ellos guisan con eso.
Wilda Rodríguez, Noel Colón Martínez y todos los demás
puertorriqueños que fueron en 1963 a participar de la manifestación que convocó
King, luego de más de 40 años, todavía no entienden de que se trata el sueño
americano.
No escucharon ese discurso, se enfocaron en su verborrea
yankifóbica y de como la van a utilizar a su favor y poco le importa la suerte
de los puertorriqueños. Por eso nunca tendrán el favor del voto, porque están
equivocados y fuera de la realidad, y por eso a Wilda Rodríguez en la mesa no
le hicieron caso, porque no sabe de que habla y las estadisticas las interpreta
como más le convenga, mejor que hable de cocina. Y lo del inglés no fue la
excusa, señora, las estupideces son estupideces no importa en que idioma lo
diga.
Ahora la culpa es la dependencia, las ayudas a los
desempleados, a las madres, a los ancianos, a los discapacitados en un sistema
capitalista es malo, ¿por qué? porque el puertorriqueño está agradecido de esas
ayudas en momentos de desgracia, ¡carajo! ¿por qué no hablan de como serían
las cosas si esto fuera una república socialista?
Esto no se trata de ayudas sociales, esto se trata de
oportunidades, de buscar cómo puedes lograr el sueño americano, de como se
respetan tus derechos civiles, de como vives en libertad, de como recibes del
gobierno toda la ayuda para convertirte en un individuo productivo. No hablen
más mierda y pónganse a hacer algo productivo con su existencia.
El discurso gastado de la lucha de clases, del discrimen del
blanco contra el negro, del rico explotando al pobre, ha sido el cuento de
nunca acabar. Ya esto se superó, hoy hay un presidente negro, pobre, pero con
muchos millones para su campaña y con muy poco que decir sobre logros
económicos alcanzados, y este comentario no es porque sea negro, es porque su
ideología socialista no le permite ser efectivo para lograr sacar a los Estados
Unidos de la crisis y hay quien dice que la culpa es de los “teteros”.
La verdad es que tienes que aportar con tu trabajo a la
sociedad y a la nación. El respeto a tu persona como individuo y como
trabajador te lo ganas con tus acciones y si tu empleador no te respeta
denúncialo y busca otra oportunidad de trabajo. Además tienes una infinidad de
oportunidades para cambiar tu destino si te lo propones con estudios, ideas,
inventos y hasta con la loto. Así es que no hablen más de la que pica el pollo
y dejen de hacer el ridículo públicamente frente al americano que por eso es
que no les hacen caso ya, y ¿por qué no? tengo que decirlo, no sean motivo de
risa y de burla porque nos avergüenzan.
Aquí está el discurso de este gran hombre que ha sido para los yanquifóbicos "el caballito de batalla", simplemente porque desafió al
“imperio yanqui” desde adentro exigiendo los mismos derechos para todos por
igual, en una época difícil, de transición, luego de 100 años de haber abolido la esclavitud. Luego de haber alcanzado esos derechos se ha demostrado que ha sido el éxito de los Estados Unidos, la lucha por lograr el
sueño americano en igualdad de oportunidades para todos. Esta parte será la que no entienden o no les conviene entender.
"Yo tengo un sueño"
El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King brindó su
discurso "Yo tengo un sueño" en los escalones del monumento a Lincoln
en Washington D.C. Lea el texto completo de una oratoria histórica.
Estoy feliz de unirme a ustedes hoy en lo que quedará en la
historia como la mayor demostración por la libertad en la historia de nuestra
nación.
Hace años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos
paramos, firmó la Proclama de Emancipación. Este importante decreto se
convirtió en un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros que
fueron cocinados en las llamas de la injusticia. Llegó como un amanecer de
alegría para terminar la larga noche del cautiverio.
Pero 100 años después, debemos enfrentar el hecho trágico de
que el negro todavía no es libre. Cien años después, la vida del negro es
todavía minada por los grilletes de la discriminación. Cien años después, el
negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de
prosperidad material. Cien años después el negro todavía languidece en los
rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su
propia tierra.
Y así hemos venido aquí hoy para dramatizar una condición
extrema. En un sentido llegamos a la capital de nuestra nación para cobrar un
cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas
palabras de la Constitución y la Declaratoria de la Independencia, firmaban una
promisoria nota de la que todo estadounidense sería el heredero. Esta nota era
una promesa de que todos los hombres tendrían garantizados los derechos
inalienables de "Vida, Libertad y la búsqueda de la Felicidad".
Es obvio hoy que Estados Unidos ha fallado en su promesa en
lo que respecta a sus ciudadanos de color. En vez de honrar su obligación
sagrada, Estados Unidos dio al negro un cheque sin valor que fue devuelto
marcado "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el
banco de la justicia está quebrado. Nos rehusamos a creer que no hay fondos en
los grandes depósitos de oportunidad en esta nación. Entonces hemos venido a
cobrar este cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la libertad y la
seguridad de la justicia.
Sofocante verano del descontento
También vinimos a este punto para recordarle de Estados
Unidos de la feroz urgencia del ahora. Este no es tiempo para entrar en el lujo
del enfriamiento o para tomar la droga tranquilizadora del gradualismo. Ahora
es el tiempo de elevarnos del oscuro y desolado valle de la segregación hacia
el iluminado camino de la justicia racial. Ahora es el tiempo de elevar nuestra
nación de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la sólida roca de
la hermandad. Ahora es el tiempo de hacer de la justicia una realidad para
todos los hijos de Dios.
Sería fatal para la nación el no percatar la urgencia del
momento. Este sofocante verano del legítimo descontento del negro no terminará
hasta que venga un otoño revitalizador de libertad e igualdad. 1963 no es un
fin, sino un principio. Aquellos que piensan que el negro sólo necesita evacuar
frustración y que ahora permanecerá contento, tendrán un rudo despertar si la
nación regresa a su rutina habitual.
No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta
que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la
revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que
emerja el esplendoroso día de la justicia.
Pero hay algo que debo decir a mi gente, que aguarda en el
cálido umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar
nuestro justo lugar no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No saciemos
nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre
debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la
disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en la
violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas de
la resistencia a la fuerza física con la fuerza del alma.
Esta nueva militancia maravillosa que ha abrazado a la
comunidad negra no debe conducir a la desconfianza de los blancos, ya que
muchos de nuestros hermanos blancos, como lo demuestra su presencia aquí hoy,
se han dado cuenta de que su destino está atado a nuestro destino. Se han dado
cuenta de que su libertad está ligada inextricablemente a nuestra libertad. No
podemos caminar solos. Y a medida que caminemos, debemos hacernos la promesa de
que marcharemos hacia el frente. No podemos volver atrás.
Pruebas y tribulaciones
Existen aquellos que preguntan a quienes apoyan la lucha por
derechos civiles: "¿Cuándo quedarán satisfechos?" Nunca estaremos
satisfechos en tanto el negro sea víctima de los inimaginables horrores de la
brutalidad policial. Nunca estaremos satisfechos en tanto nuestros cuerpos,
pesados con la fatiga del viaje, no puedan acceder a alojamiento en los moteles
de las carreteras y los hoteles de las ciudades. No estaremos satisfechos en
tanto la movilidad básica del negro sea de un gueto pequeño a uno más grande.
Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea arrancado su ser
y robada su dignidad por carteles que rezan: "Solamente para
blancos". No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto
un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no
tiene nada por qué votar. No, no estamos satisfechos, y no estaremos
satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un
torrente.
No olvido que muchos de ustedes están aquí tras pasar por
grandes pruebas y tribulaciones. Algunos de ustedes apenas salieron de celdas
angostas. Algunos de ustedes llegaron desde zonas donde su búsqueda de libertad
los ha dejado golpeados por las tormentas de la persecución y sacudidos por los
vientos de la brutalidad policial. Ustedes son los veteranos del sufrimiento
creativo. Continúen su trabajo con la fe de que el sufrimiento sin recompensa
asegura la redención.
Vuelvan a Mississippi, vuelvan a Alabama, regresen a
Georgia, a Louisiana, a las zonas pobres y guetos de las ciudades norteñas, con
la sabiduría de que de alguna forma esta situación puede ser y será cambiada.
No nos deleitemos en el valle de la desesperación. Les digo
a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones
del momento, yo todavía tengo un sueño. Es un sueño arraigado profundamente en
el sueño americano.
El sueño
Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá
el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes:
que todos los hombres son creados iguales.
Yo tengo un sueño que un día en las coloradas colinas de
Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de
esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.
Yo tengo un sueño que un día incluso el estado de
Mississippi, un estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la
opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.
Yo tengo un sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un
día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el
contenido de su carácter.
¡Yo tengo un sueño hoy! Yo tengo un sueño que un día, allá
en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean
con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en
Alabama pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus
manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas.
¡Yo tengo un sueño hoy! Yo tengo un sueño que un día cada
valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados
serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del
Señor será revelada, y toda la carne la verá al unísono.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que
regresaré al sur. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la
desesperación una piedra de esperanza.
Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias
de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos
capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión
juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día
seremos libres.
Este será el día, este será el día en que todos los niños de
Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Mi país, dulce
tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra
del orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad".
Y si Estados Unidos va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse
en realidad.
Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas
cumbres de Nueva Hampshire. Dejen resonar la libertad desde las grandes
montañas de Nueva York. Dejen resonar la libertad desde los Alleghenies de
Pennsylvania! Dejen resonar la libertad desde los picos nevados de Colorado.
Dejen resonar la libertad desde los curvados picos de California. Dejen resonar
la libertad desde las montañas de piedra de Georgia. Dejen resonar la libertad
de la montaña Lookout de Tennessee. Dejen resonar la libertad desde cada colina
y cada topera de Mississippi, desde cada ladera, dejen resonar la libertad!
Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad,
cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y
cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos
los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles,
protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras
de un viejo spiritual negro: "¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos
libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!"
2011
Martin Luther King, Jr. promovió la paz, la no violencia, el
respeto a los derechos humanos y civiles, el respeto a la nación, las creencias
religiosas, los mismos que los socialistas-comunistas no han respetado cuando
no entienden el mensaje, cuando tirotearon el Congreso y la Casa Blair, cuando
tirotearon la Fortaleza, cuando masacraron a los Marines en Sabana Seca, cuando
fomentan el ateísmo y que los “intelectuales” liberales se mofan de los que
profesamos nuestra fe y por eso nunca podrán tener la confianza del poder a
través del voto.
Mientras crean en una independencia hacia un Socialismo del
Siglo XXI Bolivariano, en la CELAC, en una América Latina con dictaduras,
pobreza, países que hacen alianzas con terroristas, donde abunda la
delincuencia, los asesinatos, el narcotráfico, la persecución cristiana, mientras
no pidan perdón por haber defendido a los delincuentes Fidel Castro y el Che
Guevara, mientras traten de ocultar la verdad mintiendo de que América Latina
supera a los Estados Unidos seguirán siendo el hazmereir de los que vivimos en
Puerto Rico y que tenemos que soportar su derecho a la libre expresión que
tanto defienden y pretenden negársela a los estadistas.
Mientras sigan ensalsando la violencia política, a los terroristas
del Ejército Popular Boricua, los macheteros, que nunca le han dado nada a los
puertorriqueños, sólo vergüenza, vivir con el estigma de tener un grupo
terrorista que sólo ha hecho daño.
Esta gran nación es la más poderosa gracias a su gente,
gracias a la libertad, a la defensa de la democracia, a la unión patriótica, al capitalismo que permite el sueño americano que tantos inmigrantes han
logrado y que los yanquifóbicos no quieren reconocer porque se les desborona el
discursito.
Mientras Lolita Lebrón y Albizu Campos
sean sus héroes
patrióticos, nunca podrán entender a
Martin Luther King, Jr. y su mensaje.
Such is Life!