"Mira, una de las grandes y trágicas consecuencias del comunismo y de los sistemas totalitarios es la pérdida de fe en el destino colectivo y la exacerbación del individualismo más rabioso"
Carlos Alberto Montaner
El Nuevo Día
22 de septiembre de 2011
Otra vez... felicito a Mario Alegre Barrios por su
honestidad en los reportajes que hizo de Cuba. Ya está bueno de que periodistas
inescrupulosos encubran un gobierno comunista, sanguinario, totalitario que ya
no tiene justificación de seguir existiendo. Mi respeto por un trabajo bien
hecho porque la versión oficial del gobierno ya nos la sabemos de memoria y a
los que la encubren ya sabemos quienes son también.
Para el record aquí está su comentario honesto y con la
verdad en el corazón, al menos así lo siento yo...
Sé que no voy a regresar a Cuba...
Si hay otra Cuba, no la vi, solo encontré esta, triste,
desesperanzada
Por Mario Alegre Barrios / malegre@elnuevodia.com
Sé que no voy a regresar a Cuba… al menos no mientras las
cosas sigan como están. No mientras el Gobierno se sienta con derecho de
decidir con quién hablo y con quién no, de decirme lo que debo escribir, lo que
debo callar, de advertirme que de esa obediencia depende si me permite o no
entrar nuevamente al país.
Los países no están hechos de gobiernos, de congresos ni de
funcionarios, sino de gente y fui a Cuba precisamente para ver, para escuchar,
para respirar, para sentir a su gente, más allá del discurso oficial cuya
retórica de poco más de medio siglo es -por lo que vi, por lo que escuché, por
lo que respiré, por lo que sentí- poco menos que el libreto de una tragicomedia
que se esfuerza por justificar lo que la realidad hace injustificable.
Desde Pinar del Río a Santa Clara, con La Habana como
centro, conocí una Cuba triste, con una melancolía perpetua, una Cuba dominada
por la desesperanza y la rabia, agobiada por las estrecheces y la certeza de
que las cosas no mejorarán.
Si hay otra Cuba, sinceramente no la vi, no la encontré, a
pesar de lo que me gritan algunas buenas conciencias, indignadas porque he
escrito, no lo que me contaron, sino lo que vi, lo que escuché, lo que respiré,
lo que sentí.
Esos amigos -creo- cuestionan exaltados la ausencia de la
voz del Gobierno en los textos de estos días. Les respondo: el Gobierno de Cuba
no quiso hablar.
El funcionario del Centro Internacional de Prensa -quien
decide qué periodista extranjero entra a Cuba y define cómo debe ejercerse el
oficio- jamás concretó el acceso a funcionarios que pudiesen contestar con
respuestas específicas a mis preguntas específicas, sin rodeos panfletarios y
referencias a discursos de Fidel de la década de los ochenta.
Ni la solicitud de entrevistas a personas tan concretas como
Raúl Alarcón ni los cuestionarios que posteriormente se enviaron con preguntas
concretas tuvieron frutos.
Cuando al funcionario en cuestión le dije que iba a publicar
sin esas respuestas, lo tomó como una amenaza -me dijo- y me retiró su amistad,
algo que obviamente nunca existió.
Y escribí. Luego de los primeros artículos, alguien me
escribió una larga diatriba en la que, del segundo párrafo, salté al final y su
sentido “lamento” por lo que considera una oportunidad perdida de mi parte de
hacer “un trabajo de altura”.
Con todo respeto, yo no lo lamento. Ni mis textos ni su
lamento. Aquí lo único para lamentar es la tragedia perpetua de la inmensa
mayoría de los cubanos, su orfandad de un proyecto coherente de futuro y el
silencio de un gobierno que parece no tener respuestas. O quizá sí las tiene,
solo que a quienes están con el régimen no les gustan.
En Cuba dejé gente muy querida: Benito, Yale, Vivian, Anita,
Reinaldo, Yoani, Guillermo... No sé si los volveré a ver. El tiempo dirá... ni
el Gobierno cubano ni yo, solo el tiempo...
Recordé este video del 2009 cuando le negaron
a Joany la salida de Cuba para recibir un premio
Así funciona Cuba y esta mujer tuvo la valentía
de cantarle las verdades a una funcionaria
del régimen castrista.
¡Viva Cuba! ¡Abajo Fidel!
Such is Life!