Juan Juan Almeida
Hijo del comandante de la Revolución y presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, Juan Almeida Bosque
Los presidentes de algunos países de América Latina como Venezuela, Nicaragua y Cuba hablan de la oposición, que cree en la democracia, despectivamente y los nombran oligarcas.
La definición de oligarquía es una forma de gobierno en la que el poder supremo está en manos de unas pocas personas, el término se refiere originalmente a la aristocracia en una época antigua como por ejemplo la familia Medici en Florencia.
Los logros más significativos de los Medici fueron en el campo del arte y de la arquitectura, los talentos que ellos emplearon son hoy las referencias principales de ese período cultural en Italia y Europa. Juan de Bicci de Médici, el primer mecenas de la familia ordenó la reconstrucción de la Iglesia de San Lorenzo en Florencia. Cosme de Medici patrocinó a notables artistas como Donatello y Fra Angelico. La principal "adquisición" de los Medici a través de la historia fue Miguel Angel, que produjo una serie de obras para distintos miembros de la familia, comenzando con Lorenzo el Magnífico. Además de contratistas de obras de arquitectura y mecenas artísticos, los Medici fueron prolíficos coleccionistas, reuniendo multitud de obras que hoy forman la colección central de la Galería Uffizi en Florencia.
En arquitectura, los Medici son responsables de varios edificios notables en Florencia, incluyendo la Galería Uffizi, el Palacio Pitti, Jardines de Boboli, el Belvedere, y el Palacio Medici.
Un gobierno que acusaron de oligarquía en América lo fue el de Porfirio Díaz – 1884-1911 – Méjico: Se conoció como Porfiriato la etapa de la historia transcurrida entre 1876 y 1911, caracterizada por el gobierno de Porfirio Díaz, que sólo se interrumpió entre 1880 y 1884 con el período presidencial de Manuel González. A partir del 1 de diciembre de 1884 Díaz gobernó ininterrumpidamente.
La filosofía en que se basó el Porfiriato fue el positivismo, que predicaba el orden y la paz, pilares del gobierno porfirista, a pesar de contar con detractores, principalmente en la izquierda política. La paz que se impuso durante el gobierno de Porfirio Díaz permitió el desarrollo de la cultura y la ciencia en México, dado que desde fines del siglo XVIII la continua inestabilidad política, social y económica impidió que se impusiera un clima propicio a la ciencia y a la cultura. Sin embargo, durante el Porfiriato floreció la literatura, la pintura, la música y la escultura. Las actividades científicas fueron promovidas desde el gobierno, pues se consideraba que un avance científico del país podía conllevar cambios positivos en la estructura económica. Fue entonces cuando se fundaron institutos, bibliotecas, sociedad científicas y asociaciones culturales. De igual manera, el arte popular buscó en la cultura de México un elemento para plasmar sus composiciones y expresarse, y así se lograron muestras del arte mexicano que fueron exhibidas en el mundo entero.
El positivismo logró hacer que en México hubiera un renacimiento del estudio de la historia nacional, como un elemento que afianzó a Díaz en el poder y contribuyó a la unidad nacional. El crecimiento económico y social durante la segunda administración porfirista ocasionó que el gobierno mexicano obtuviera reconocimiento por parte de las potencias extranjeras, quienes a su vez comenzaron a aumentar sus inversiones económicas en el país. En parte, la recuperación económica se debió a la pacificación llevada a cabo por el Ejército Mexicano, que logró imponer un orden político y social que resultó beneficioso para la inversión extranjera. El aumento del progreso material en México, fue, a partir de 1888, el principal argumento para sostener a Díaz en el poder.
A pesar de que la mayoría de los mexicanos veían con buenos ojos el mandato de Díaz, ello no impidió que hubiera rebeliones en contra de su gobierno, los que en su momento perturbaron la paz pública, como la rebelión yaqui en Sonora. La clase media mexicana en la época del Porfiriato estaba integrada, en su mayoría, por dos grupos principales. La primera división era de empleados, maestros, burócratas y demás trabajadores del gobierno, cuyos miembros se incrementaron debido al crecimiento de las prestaciones públicas de servicios y del aparato gubernamental.
El segundo grupo era de industriales, comerciantes y hacendados, que se habían hecho de las tierras otorgadas por el gobierno. Sus ingresos eran superiores a los de los burócratas y empleados públicos debido a que los empresarios combinaban las actividades económicas primarias —agricultura y ganadería— con las actividades secundarias —comercio e industria-. A su vez, existía un punto medio entre ambas sociedades: la de la oligarquía terrateniente, integrada por hacendados, trabajadores agrícolas, mineros y rancheros. Además de su fuerte influencia socioeconómica, los burgueses —como se le conocía a la clase media— tuvieron un papel importante en la revolución política. Muchos de ellos, principalmente los de la primera sociedad, tuvieron acceso a la educación en otros países, lo que les permitió desarrollar un fuerte sentido de nacionalismo contrario a la política gubernamental de ensalzar otras culturas extranjeras. Además, los burgueses sentaron las bases ideológicas que más tarde darían forma a la luchas social de la revolución.
El otro grupo de la clase media, terratenientes y hacendados, sin tener la misma ideología radical que los profesionistas, también se opuso al porfirismo, especialmente contra los privilegios de los que gozaban los empresarios extranjeros. Su principal blanco de ataque fueron "Los Científicos", el grupo político más cercano a Díaz y a quienes los liberales acusaban de convertir al país en una oligarquía financiera para mantener sus intereses políticos y económicos. La inconformidad de este grupo fue un factor crucial en el estallido de la revolución política de 1910. Los campesinos fueron inspirados por las ideas liberales, y junto a los obreros, protestaron por el despojo de tierras agrícolas y la baja de salarios, y comenzaron a organizarse en grupos para defender sus intereses.
Varios factores y situaciones perjudicaron el Porfiriato, recesión económica mundial, alza en los precios de la canasta básica de alimentos, sequías y un serio descontento popular con la persona de Díaz y sus allegados provocaron huelgas laborales y rebeliones, entre los líderes se encontraba el principal dirigente agrario de la Revolución, Emiliano Zapata. La prensa de la época contribuyó al desprestigio contra Díaz, a pesar de todo Díaz logró mantenerse presidiendo y finalmente luego de 30 años en el poder y con más de 80 años, Porfirio Díaz renunció a la Presidencia de Méjico.
Esta historia se asemeja mucho a la situación de Puerto Rico entre 1992 hasta 2000 período cuando Pedro Rosselló fue gobernador y muchos lo llamaron el Rosellato y a sus seguidores Rosellistas.
Hoy en día le adjudican a los comerciantes y empresarios que mueven la economía y que creen en el libre mercado ser los oligarcas, incluso los llaman los “grandes intereses” y estos dirigentes latinoamericanos que mencionamos al principio al igual que los de izquierda en Puerto Rico, motivan a sus seguidores a combatirlos con violencia y a odiarlos. Plantean la lucha de clases y el complejo de inferioridad frente a los ricos y poderosos. Obviamente Estados Unidos es el oligarca mayor.
Continúa...
Vea la 2da hasta la 6ta y última parte donde se mencionan las dictaduras más conocidas de la historia